
En el auditorio del Museo Regional de Antropología Carlos Pellicer Cámara, la Secretaría de Cultura de Tabasco y el Fondo de Cultura Económica (FCE), presentaron el libro Los rebeldes vencidos: Cedillo contra el Estado cardenista, de Carlos Martínez Assad.
Jorge Luis Capdepont comentó que éste es un texto donde se analiza la rebelión encabezada por el general Saturnino Cedillo contra Lázaro Cárdenas, entonces presidente de la República, desentrañándose las variables que conformaron el pensamiento político y las circunstancias de dicho evento.
“Cedillo era más partidario de una formación de pequeña propiedad agraria a diferencia de Cárdenas que tenía una visión colectiva de la propiedad a través de los ejidos”, señaló.
Explicó que en el libro podemos conocer que el protagonista fue alguien que logró, entre los años 20 y 30, consolidar un gran poder regional en San Luis Potosí, contando con un ejército armado y portando un liderazgo como cacique; y que ocupó puestos como el de Secretario de Agricultura y Fomento, en dos ocasiones.
Opinó, que el movimiento se sobredimensionó asimismo y que la reconciliación del régimen cardenista con todos los grupos sociales, fue lo que hizo que solo durara 8 meses y fuera perdiendo fuerza, hasta culminar con la muerte de su líder.
En tanto, Arturo Filigrana Rosique, indicó que Saturnino Cedillo, junto con Tomás Garrido Canabal y Adalberto Tejeda, formó un triunvirato de hombres fuertes que dominaron, casi simultáneamente 3 regiones importantes del país.
Además, ahondó en las características del gobierno de Cedillo, señalando que era la de un caudillo rural tradicional, patriarcal y sumamente personal; y en lugar de crear un aparato de partido político con características urbanas, imprimió a su gobierno el ambiente de los municipios rurales, de dónde provenía él y sus compañeros.
“La relación con sus seguidores fue la de patrón y cliente, no de gobernante del ejido y votante. El conservadurismo social respecto a las obligaciones de parentesco y compadrazgo y la lealtad personal fueron los atributos de su régimen”, agregó.
Por último, los comentaristas y el autor coincidieron en que Saturnino, al igual que otros jefes revolucionarios, no encontró acomodo en el México de los años de transición de la Revolución al de las instituciones políticas modernas y la profesionalización del poder público; y que con este hecho, concluyó “el periodo de los líderes o caciques” que controlaban distintas regiones de México.