
Dos Bocas, Paraíso. - De los astilleros de Isla del Carmen, Campeche, el buque “Leonardo” zurcó las millas interiores de los 200 kilómetros del litoral de Tabasco -México cuenta con 11 mil kilómetros de costa-, para dar una vuelta de más de 30 minutos con una tripulación ajena a la mar; al bamboleo de las embarcaciones marítimas.
Y, sin embargo, así fue.
La resistencia a la breve travesía involucró a los interesados a subirse a la embarcación después que el gobernador Adán Augusto López Hernández izó la bandera de México para sumarse a las 45 exhibidas por el navío al arribar al puerto de Dos Bocas, Paraíso. Antes, hubo de arriarse el lábaro de San Vicente.
Al pasar de la cubierta principal, Juan Pablo Vega Arriaga, presidente del grupo Naviera Integral S.A. de C.V., soltó la invitación al titular del Poder Ejecutivo estatal: “Si usted acepta, damos una vuelta...”

El propietario de 38 embarcaciones 100 por ciento mexicanas cuya empresa nació en 1987, previamente asumió el papel de anfitrión de la ceremonia oficialmente denominada “Abanderamiento ‘Leonardo’ Terminal Marítima Dos Bocas”.
En el acto que concentró al presidente municipal, Antonio Alejandro Almeida así como autoridades civiles y militares, incluyendo a Abraham David Alipi Mena, que llegó con la representación del director general de Petróleos Mexicanos, Octavio Romero Oropeza, reconoció la disposición del presidente, Andrés Manuel López Obrador para estimular la inversión del empresariado mexicano.
“El barco se llama México”, expresó sin titubeos, aunque el nombre de la embarcación que abanderó el gobernador López Hernández, identifica a su nieto Leonardo, hijo de su primogénito Juan Pablo Vega Torre, también presente en el evento.
La solemnidad del evento que incluyó a la escolta de bandera de la V Zona Naval, así como a los 28 afiliados al Colegio de Marinos de Tabasco, A.C., a cargo de Víctor Flotes Figueroa -agrupación que esperó más de un mes para entregar al titular del Poder Ejecutivo estatal, una escultura en bronce de un ancla, pues por cuestiones de logística no lo pudo hacer el Día de la Marina Nacional-, desapareció cuando el gobernador López Hernández aceptó la invitación del anfitrión: “Vamos, pero si invita a los que están en el muelle...”

Mientras el mandatario estatal y parte de su comitiva, entre ellos la titular de la Secretaría para el Desarrollo Económico y la Competitividad, Mayra Elena Jacobo Priego, así como una parte de la tripulación de “Leonardo” -una embarcación de un costo de 200 millones de euros con una capacidad de transportación de 420 toneladas, según informó Juan Pablo Vega Torre-, recorrían la zona de pasajeros y ascendían al cuarto de mando, toda la cubierta principal se convirtió en escenografía para quienes desafiaron a la mar...
“No soy hombre de mar”, había aclarado el gobernador Adán Augusto López, en la ceremonia en tierra.
No obstante, el recorrido por aguas someras duró más de media hora. Poco tiempo para los “constructores de calles en la mar”, mucho para quienes se quedaron en el muelle.
Las selfies compitieron con fotógrafos y camarógrafos.

Hubo tomas en el cuarto de pasajeros, con la copa de vino blanco y bocadillos. En esa inesperada relación entre los marinos uniformados, curiosos, prensa y autoridades, predominó la armonía al grado que cuando el gobernador López Hernández bajó del cuarto de mando seguido del empresario Vega Arriaga, también aceptó posar con las acompañantes del evento.
Y al pisar tierra, el dicho inglés que había recordado el empresario Vega Arriaga ubicó a la concurrencia: “Un mar en calma, no hace buenos marinos”.